Desde que la distrofia fue reconocida como una enfermedad con identidad propia hace ahora aproximadamente 100 años, ha quedado demostrado que no es una enfermedad infecciosa o contagiosa. No se transmite a través del contacto entre seres humanos o animales domésticos. Puede parecer innecesario acentuar este punto, pero yo he conocido pacientes que estaban convencidos de haber «pillado» la enfermedad de otro paciente afectado. En realidad todas las distrofias son genéticas; es decir debidas a un defecto de los genes y no tienen nada que ver con la actividad o los hábitos de nuestra vida cotidiana.
Algunas preguntas sin respuesta
A pesar que durante los últimos años se han ampliado notablemente nuestros conocimientos sobre la distrofia muscular, existen todavía muchas preguntas que permanecen sin respuesta. Así por ejemplo, aunque sabemos que la causa fundamental de la distrofia de Duchenne es un déficit de distrofina y que este defecto está presente en el niño incluso antes de su nacimiento desconocemos porque solo se manifiesta alrededor de la edad escolar. Del mismo modo en la distrofia muscular de Becker la enfermedad puede no manifestarse hasta los veinte o incluso los treinta años. En el modelo de ratón mdx la ausencia de distrofina es la misma y aún así el ratón no llega a debilitarse progresivamente ni a morir de la enfermedad.
Por otra parte, ¿por qué en el caso de los seres humanos algunos músculos (por ejemplo los de las extremidades) resultan más afectados que otros?. Los músculos de la cara rara vez muestran síntomas, excepto en el caso de la distrofia facioescápulohumeral. Tampoco aparecen transtomos al masticar o al tragar, salvo en la distrofia oculofaringeal, ni están afectados el control intestinal o de vejiga. Aún más ¿por que algunas personas están más severamente afectados que parientes con la misma edad y el mismo transtomo? Las respuestas a estas preguntan sin duda serán resueltas a través de la investigación en los próximos años. Hasta entonces tendremos que aceptar que hay muchas preguntas para las que aún no tenemos respuesta.
Sumario
Las distrofias musculares son un grupo de transtomos hereditarios en los que algunos de los genes que controlan la función muscular son defectuosos. En el caso de ciertos tipos de distrofia el problema básico es conocido (una deficiencia en la proteína distrofina en la distrofia muscular de Duchenne, por ejemplo) y en otros existen razones fundadas para creer que pronto se identificará.
Los científicos empiezan a comprender cómo se desarrolla la debilidad muscular, si bien algunas preguntas se mantienen aún sin respuesta, como por ejemplo, por qué algunas personas llegan a estar más gravemente afectadas que otras dentro de la misma familia. A pesar de estas dudas, el conocimiento que tenemos sobre estas enfermedades es hoy mucho mayor que en cualquier otro momento en la historia de las mismas.
La palabra distrofia proviene originariamente de dos vocablos griegos: dys, que significa anómalo o defectuoso y trophe, que quiere decir comida o alimento. Así, el térnúno distrofia muscular implica de alguna manera que el alimento que recibe el músculo es defectuoso. En los primeros estudios sobre la enfermedad se pensó que, de hecho, el defecto se debía a una «nutrición» defectuosa del músculo. Sin embargo, esto no es así y, por tanto, el término resulta inadecuado. Hoy en día se utiliza para indicar debilidad y un desgaste anormal del músculo. Estos dos síntomas constituyen los rasgos más característicos de la enfermedad.
Además de la distrofia existen otras muchas causas de desgaste y debilidad muscular, que el médico deberá tener en cuenta cuando realice un diagnóstico. Algunas de estas causas no son de origen genético, como por ejemplo cuando la anomalía se produce a nivel de la transnúsión neuromuscular. Una causa común de este transtomo en el pasado fue la poliomielitis, pero hay también algunos transtomos hereditarios en los que puede ocurrir. Sin embargo, la dis- trofia muscular no proviene de un defecto en el nervio que alimenta al músculo. Esta es una enfermedad que afecta principalmente al tejido muscular, aunque en algunos tipos de distrofia otros tejidos y órganos pueden estar también afectados.